Cuenta la historia de Zedric
que un día de un castillo tuvo que marchar.
Porque a siete princesas el tenía que rescatar,
no había podido negarse, el reto tenía que enfrentar.
La espada, su única amiga
le daba fuerzas para afrontar
a todo aquel que se interpusiera,
que su camino intentara desviar.
Es que él sabía muy bien que en su existir
solo misiones debía cumplir.
Sus principios se basan el la amistad,
que un día de un castillo tuvo que marchar.
Porque a siete princesas el tenía que rescatar,
no había podido negarse, el reto tenía que enfrentar.
La espada, su única amiga
le daba fuerzas para afrontar
a todo aquel que se interpusiera,
que su camino intentara desviar.
Es que él sabía muy bien que en su existir
solo misiones debía cumplir.
Sus principios se basan el la amistad,
siempre fue así.
Un sabio amigo le dijo una vez:
Si alguien te tiene que amar, ya lo sabrás
sólo tendrás que saber reconocerla.
Fue en una noche que el caballero
por fin a última princesa logró rescatar.
Fue allí cuando se cruzó con el más dulce mirar
que en toda su vida jamás conoció.
Desde ese mismo momento
los dos juntos quisieron estar.
Solos los dos para siempre
amándose ahora y en todo lugar.
Y el mal que siempre existió, no soportó
ver tanta felicidad entre dos seres.
Y con su odio atacó, hasta que el caballero cayó
y así logró separarlos por siempre.
En su castillo pasaba
las noches la princesa Zaida
pensando en él.
En su amor y en su mirada tan dulce de ayer.
Él no paró desde entonces
buscando la forma de olvidar
a la mujer que aquel día,
lo logró enamorar.
Y hoy sabe qué el amor que Zaida le dió
jamás lo reemplazará ninguna otra.
Hoy se sabe qué a fuerzas
quiera o no Zedric el dolor tendrá que afrontar.
Un sabio amigo le dijo una vez:
Si alguien te tiene que amar, ya lo sabrás
sólo tendrás que saber reconocerla.
Fue en una noche que el caballero
por fin a última princesa logró rescatar.
Fue allí cuando se cruzó con el más dulce mirar
que en toda su vida jamás conoció.
Desde ese mismo momento
los dos juntos quisieron estar.
Solos los dos para siempre
amándose ahora y en todo lugar.
Y el mal que siempre existió, no soportó
ver tanta felicidad entre dos seres.
Y con su odio atacó, hasta que el caballero cayó
y así logró separarlos por siempre.
En su castillo pasaba
las noches la princesa Zaida
pensando en él.
En su amor y en su mirada tan dulce de ayer.
Él no paró desde entonces
buscando la forma de olvidar
a la mujer que aquel día,
lo logró enamorar.
Y hoy sabe qué el amor que Zaida le dió
jamás lo reemplazará ninguna otra.
Hoy se sabe qué a fuerzas
quiera o no Zedric el dolor tendrá que afrontar.
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